8 de mayo de 2016

Cinco veces...


Te sientas y comienzas a escribir, estas segura que estos días podrían ser parte de un enorme libro. Aunque no sabes si seria un historia de terror , de auto ayuda, una novela, o simples paginas en blanco. Pero de todas maneras lo mas seguro es que solo le quisieras escribir al amor. Pero estas ahí, escribes un par de lineas y te das cuenta que no puedes seguir, te paras, das unas vueltas intentas poner la cabeza nuevamente en orden, y definitivamente no , la aparente realidad te supera. Mas  bien te superan las preguntas. Lo peor como dije antes, es que uno no tiene idea en que rubro colocarlas.

Dejas de escribir , te vuelves a parar  y esta es la segunda vez que las palabras se estampillan contra el piso. Lo inevitable sucede y caes con ellas.  Miras al rededor un cuarto lleno de gente, un pinchazo , cierras los ojos y el bisturi entra al fondo del pecho. Sin que nada puedas hacer, la oscuridad te envuelve, y otra vez estas frente al cuco, tomando la sopa de anestesia que calma al cuerpo, pero retuerce al alma. ciertamente quieres gritar, pero no lo hace y te dejas caer, pero sabes que vas aun mas profundo de lo que has ido antes. Te quedas inmóvil, ya no tienes mas fuerzas para luchar, desierta manera sabes que si luchas solo te hundirías mas. Sabes que aunque las palabras vinieran, no podrían hablarle al amor. Entonces entre la oscuridad y las lagrimas miras al cuco a los ojos, y por primera vez sientes que ya realmente no tienes nada, ni siquiera a la vida. Pero no mueves un solo musculo, sabes que aunque quisieras tampoco  podrías hacerlo. 

Sin saber, cuanto tiempo permaneciste en ese lugar, sientes que el cielo y el mar te vienen a buscar, como si fueran una suave brisa cálida, como si te tomaran de la mano y entre los brazos te arrumcaran, sientes como si fuera como si la magia,  te quisiera escribir nuevamente. Pero aun las palabras tiemplan en el papel, y te obligara descansar, y ya es la tercera vez, que debes parar. En el fondo sabes que no puedes tener miedo, pero lo tienes, entonces aprietas a tu mano derecha con fuerza, sabes que debes confiar en el cielo, el es el dueño de la única verdad. Y en tu mano  izquierda, sabes que esta el mar y con el, la isla de tu corazón, donde tienes libertad. Y ahí estas en el atardecer dejando el pasado y el dolor atrás, sabes que aun debe venir la noche, pero el temor a pasado, y solo contemplas, al sol esconderse entre las montañas. Los bosques esparcen su aroma a maderas húmedas, pero la brisa sigue siendo cálida, ya no sientes frió. Y puedes tímidamente sonreír, por hay encuentras una respuesta dibujada, en un cielo oscuro pero iluminado por miles de estrellas que se pierden entre el horizonte y el océano.

Otra vez intentas escribir, pero esta vez la luna es tu cómplice, de apoco te va revelando los secretos, aquellos que fueron ocultados. Entonces no puedes ni siquiera pensar en escribir y paras otra vez, con esta ya son cuatro veces, respiras profundo, mas profundo. Sabiendo que el cielo y el mar están junto a ti ... Rezas.  Rezas , y les pides que cierren los ojos y te abracen con mas fuerza, por que al abrir tus ojos te diste cuenta que junto a ti hay gente sanando, que la luz comienza a llegar, aunque no es el momento, y algunos quedan atrás, pero sabes que ya no puedes regresar,  y te das cuenta que no quieres regresar, por que entre las estrellas aprendiste amar y eso quieres. Descubres que anduviste los mismo caminos, pero antes no era el momento por eso no se podían encontrar. Cada uno de los secretos debía ir revelándose, por si solo, y como de costumbre,  la palabra era esperar, pero esta vez con el corazón mas lleno de mar.

Así amaneció con nuevos sabores en los labios, con nueva música desde el cielo bajando. Con mil violines en  el cuerpo sonando y simplemente y por quinta vez, no pude escribir. Por que te tomaste  fuertemente de sus manos, y junto al él, las alas volaron. Para que quizás, él  hoy  mire al sol, y me vea junto él pasando. Diciéndole al oído cuanto es lo que lo amo o tal vez escribiendo  una historia de amor entre los arboles que se fueron soñando. Mientras las preguntas se fueron esfumando entre las respuestas de las lineas de su manos, en la mirada que secretamente en las sonrisas nos damos



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